Como cada año, hoy 3 de Febrero, celebramos la festividad de San Blas.
Una tradición que se viene celebrando en nuestra localidad desde hace más de 400 años y donde los vecinos y feligreses acuden a la Parroquia Santa María de las Nieves para recibir la bendición de las roscas y palomitas de pan, adornadas con lazos rojos y blancos -los colores de San Blas- y azul y amarillo de la bandera de Olivares.
El origen de esta tradición se remonta en torno al año 1617, cuando Don Gaspar de Guzmán y Pimentel, Conde de Olivares se sentía muy apenado por la grave enfermedad de garganta que aquejaba a su hija María de Guzmán, ya que todos lo remedios y cuidados médicos que se le practicaban no tenían resultados favorables y es por ello que Don Gaspar se encomendó a San Blas para que intercediera en la curación de los males de garganta de su hija María.
Días después de las plegarias, María de Guzmán, única hija del Conde a la que más tarde le daría el título de Marquesa de Heliche, comenzó a sanar de sus dolencias y se recuperó completamente. Don Gaspar, en acción de gracias, ordenó se instituyese como festividad religiosa en Olivares y en todas sus posesiones del Aljarafe el día de San Blas con misa y bendición de panes.
Desde entonces, cada 3 de febrero, niños y niñas de todas las edades acuden a la Iglesia Parroquial Santa María de las Nieves a bendecir sus roscas y palomitas para no contraer enfermedades de garganta.
Don Gaspar de Guzmán, además, hizo pintar un cuadro de grandes dimensiones para que quedase constancia de este hecho. Lienzo que se encuentra en la Capilla del Sagrario de la Colegiata y en el se puede observar como San Blas da la bendición a dos mujeres orando, éstas son Doña Inés de Zúñiga y Velasco, Condesa de Olivares y su hija María de Guzmán.