Olivares

Pósito o Alfolí

Primera mitad del siglo XVI Actualmente propiedad del Ayuntamiento

A finales de diciembre de 1552, Don Pedro de Guzmán, primer Conde de Olivares, promulgo unas ordenanzas que organizaban el funcionamiento y administración del Pósito de Olivares, destinado a los vasallos de sus villas de Olivares, Heliche, Castilleja de la Cuesta y Castilleja de Guzmán, que fueron confirmadas por Felipe Il por Real Cédula de 1572.

El Pósito es un edificio en el que se guardaba o almacenaba la cantidad de trigo que en las villas y lugares se tenía de repuesto y prevención para los años de carestía. Se trata de un edificio, compuesto por la Masía de dos elementos con forma cuadrada en su planta. Los mismos se unen compartiendo sólo una de sus esquinas y dejando de este modo casi sus cuatro lados exentos. Tan solo uno de los mismos da a la Plaza de España, declarada Conjunto Histórico-Artístico. Aparece unido a la Colegiata por una calle cubierta en forma de túnel y conocida como El Camarín.

Ambos edificios tienen dos plantas de altura, el edificio con fachada a la plaza está compuesto en su interior por dos hileras de cinco crujías cubiertas con bóvedas valdas apoyadas sobre pechinas que transmitían el peso del grano almacenado a las pilastras.

El segundo cuerpo conserva una mayor belleza, ya que su estructura está compuesta por unos arcos en dos direcciones sobre los que se apoyan unas pequeñas cúpulas, haciendo con ello una geometría perfecta. La primera fase de construcción del Pósito se realizó en la segunda mitad del siglo XVI, siendo ampliado en los siglos XVII y XVIII. La fachada es simétrica en la que el centro se marca con una entrada principal decorada con un arco trilobulado y un frontón que no se completa. Este descansa sobre dos pilastras, una a cada lado de la puerta central y en medio del mismo aparece la composición de un escudo con losas cerámicas, con la inscripción, «Tu in ea et ego pro eo: «To en ella y yo por ella», lema de la Casa de Alba.