Siglo XVIII

En el siglo XVIII, con un progresivo ascenso en el número de hermanos, vuelve a recuperar su esplendor la Hermandad. Un hecho curioso y trascendental se produce a principios de la centuria, cuando un grupo de hermanos de la Santa Vera-Cruz funda una nueva Cofradía, la de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de la Soledad, con Reglas aprobadas en 1712, por lo que en Olivares aparece, haciendo el mismo recorrido penitencial el Viernes Santo, casi dos siglos después de la fundación de la Hermandad de la Santa Vera-Cruz, la Hermandad de la Soledad.

La población había crecido con el desarrollo de los siglos de la Edad Moderna de una manera espectacular. Ante estas perspectivas sociales parecía necesario que la Cofradía de la Vera Cruz se percibiera como insuficiente para las pretensiones religiosas de esta población que exigiría nuevas, y más actuales, propuestas religioso-culturales lo que partiría no solo de gran parte de la población clerical de la Iglesia Colegial, sino también de los miembros de la Hermandad de la Vera Cruz.

En el siglo XVIII, con un progresivo ascenso en el número de hermanos, vuelve a recuperar su esplendor la Hermandad. Un hecho curioso y trascendental se produce a principios de la centuria, cuando un grupo de hermanos de la Santa Vera-Cruz funda una nueva Cofradía, la de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de la Soledad, con Reglas aprobadas en 1712, por lo que en Olivares aparece, haciendo el mismo recorrido penitencial el Viernes Santo, casi dos siglos después de la fundación de la Hermandad de la Santa Vera-Cruz, la Hermandad de la Soledad.

La población había crecido con el desarrollo de los siglos de la Edad Moderna de una manera espectacular. Ante estas perspectivas sociales parecía necesario que la Cofradía de la Vera Cruz se percibiera como insuficiente para las pretensiones religiosas de esta población que exigiría nuevas, y más actuales, propuestas religioso-culturales lo que partiría no solo de gran parte de la población clerical de la Iglesia Colegial, sino también de los miembros de la Hermandad de la Vera Cruz.

Debemos destacar asimismo el asunto jurídico de 1766 que obligó a la Hermandad a reclamar sus derechos de propiedad sobre el hospital y la Capilla, cuyo reconocimiento no le llegaría hasta el año 1769. No sería ésta la primera vez que la Hermandad se verá envuelta en un pleito de este tipo. Años más tarde, una nueva amenaza de ruina del edificio obliga a trasladar, por segunda vez, las imágenes a la Colegiata, aunque vuelven a su sede en 1774. En ese mismo año es elegido Primer Alcalde don Andrés Riquelme y Ponce de León, residente en el pueblo y de aristocrática familia sevillana, a cuyo celo debió la Cofradía importantes reformas y acrecentamiento espiritual.

Es aproximadamente en estas fechas cuando la Hermandad adquiere una nueva imagen del Crucificado a tamaño natural, por ser el antiguo de pequeñas dimensiones, al que se le denominó Cristo de la Salud, por aquello de ser la Hermandad titular de un hospital.

Debemos destacar asimismo el asunto jurídico de 1766 que obligó a la Hermandad a reclamar sus derechos de propiedad sobre el hospital y la Capilla, cuyo reconocimiento no le llegaría hasta el año 1769. No sería ésta la primera vez que la Hermandad se verá envuelta en un pleito de este tipo. Años más tarde, una nueva amenaza de ruina del edificio obliga a trasladar, por segunda vez, las imágenes a la Colegiata, aunque vuelven a su sede en 1774. En ese mismo año es elegido Primer Alcalde don Andrés Riquelme y Ponce de León, residente en el pueblo y de aristocrática familia sevillana, a cuyo celo debió la Cofradía importantes reformas y acrecentamiento espiritual.

Es aproximadamente en estas fechas cuando la Hermandad adquiere una nueva imagen del Crucificado a tamaño natural, por ser el antiguo de pequeñas dimensiones, al que se le denominó Cristo de la Salud, por aquello de ser la Hermandad titular de un hospital.

Por último, no hay que dejar de citar la Real Cédula otorgada por Carlos III en 1783. En ella, de acuerdo con el espíritu ilustrado e innovador de la época, se ordena que en todo tipo de corporaciones (ayuntamientos, cofradías, congregaciones, etc.) se permita que todos los miembros, incluso los más humildes, puedan acceder democráticamente a los cargos de gobierno, algo que hasta ahora no había sido posible, por los privilegios ostentados por las clases altas. Las consecuencias de dicho mandato también se manifiestan, a partir de entonces, en las elecciones a la Junta de Gobierno de la Hermandad de la Vera-Cruz de Olivares.

Por último, no hay que dejar de citar la Real Cédula otorgada por Carlos III en 1783. En ella, de acuerdo con el espíritu ilustrado e innovador de la época, se ordena que en todo tipo de corporaciones (ayuntamientos, cofradías, congregaciones, etc.) se permita que todos los miembros, incluso los más humildes, puedan acceder democráticamente a los cargos de gobierno, algo que hasta ahora no había sido posible, por los privilegios ostentados por las clases altas. Las consecuencias de dicho mandato también se manifiestan, a partir de entonces, en las elecciones a la Junta de Gobierno de la Hermandad de la Vera-Cruz de Olivares.